La miré durante mucho tiempo desde tan cerca que, al separarme un poquito de ella, no la reconocía. Sería por ella o por la visión que perdí, pero ya no sabía quien era esa mujer. Ella hacía como que también me miraba de cerca pero creo que movía un poco los ojos para mirar a los que pasaban por delante nuestro y no estropearse los ojos. 
El caso es que al final el desengaño me llevo a tener que utilizar gafas. No es por la edad como me dijo la jovencita que me hizo el estudio de mi visión, es por mirar muy de cerca a una mujer. 
Esta mañana paseaba en mi bici como cada día esperando encontrar algo, un detalle para escribir y me he encontrado por casualidad con la Calle del Desengaño. Dicho así parece sacado de una canción de Sabina, pero no, la calle existe y allí estaba yo, parado en mi bici y con cara de bobo. 
No es una calle bonita y además a estas alturas de mi vidano pienso mudarme una vez más. Hace un tiempo quizás hubiera llevado todas mis cosas a esa calle, pero ahora me gusta mucho más el sitio donde me encuentro. El cartel de la calle no se ve muy bien desde la acera, pero gracias a estas gafas, que llevo por culpa de un desengaño, he podido leer el nombre de la calle del Desengaño. 
Mañana espero encontrar la Avenida del Amor o el Callejón de la Risa... y tal vez no me importe hacer un nuevo traslado.



1 comentari:

  1. sona molt trist tot això, espero que no sigui res, qui sap a lo millor aquesta "mujer" també està decepcionada...

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