Parir sin Embarazo: Renacer

Otra vez puedo ver el sol y respiro sin ahogarme, después de este invierno húmedo, anémico, precario, estresante... insomne.
Y me doy cuenta de que no encontraré así como así lo que perdí hace años, así, tal como conseguía las cosas hace tiempo...

Cuando encontraba trabajo después de buscarlo y trabajar implicaba tener algo más que el tiempo justo y menos necesidades por cubrir; cuando algún amor y yo éramos felices mientras lo intentábamos, aceptaba volver a reconciliarme con la egocéntrica Ginia o el cosmopolita Argamboy porque nos necesitábamos como amig@s. Cuando esperaba conseguir en la vida lo que me costaba esfuerzo, encontraba después de buscar, cuando ganaba después de luchar.

Aquello que funcionaba cuando tenía el pelo rubio y largo y la mirada desafiante, y mi paciencia era más breve que la calma en cualquier manifestación, antes de entrar en escena el gran cuerpo de los Mossos d’Esquadra (quien les quitara ese uniforme, en defensa propia mhmmm! en algún callejón...), cuando la expresión “morderse la lengua” aún no tenía un significado para mi, intentaba cuidar de mi misma mientras defendía la imágen de otr@s y reivindicaba justicia para nosotr@s. Ahora es diferente, no pasa absolutamente nada! Qué gilipollez patalear! habiendo tantas cosas agotadoras e increiblemente más divertidas, útiles o morbosas.

Porque casi todo lo que pasaba cuando, creyendo ser la hija secreta de McGyver, encontraba la alternativa para conseguir lo que buscaba o quitar de ahí el marrón sin dejar ni huella, por feo y guarro que estuviese. Fuese un chico, amig@s calificad@s así por moda lingüística (que pasadón tía, en 2009 somos Colegas, ciao! ), o unas vacaciones horrendas, un trabajo esclavo o una hermana que parecía psiquícamente secuestrada por el Opus Dei. Era útil, acostumbraba a funcionar...

Todo era gracias a la amnesia temporal, con poderosa anestesia emocional que me dejaba energia y memoria disponible para seguir intentando hacer lo que quería hacer, para no recordar lo que dolía haber oído tantas veces “estás loca? NO podràs hacerlo”, para olvidarme de quien no volvía aunque yo siguiese allí esperando. A creer que equivocarse molaba, ya sabes: a aprender! oseasé, no repitasé!
Pero por fin vuelvo a sentir la luz del sol en mi cuerpo y miro esas nubes que me apasiona fotografiar, vuelvo a abrazar a quien me aporta varias cosas y no sólo esa, beso a la que tengo oportunidad, canto otra vez en la ducha y me da igual por qué ahora no funcionan igual las puñeteras cosas que antes rodaban más sueltas. No es porque es primavera, aunque mis estrógenos se rebelen exigièndome medidas urgentes y útiles, cada noche, y algunas mañanas... de acuerdo, tienen vida propia y encima me suben la persiana cada mañana.

No, no es por eso. Ni porque coma chocolate negro igual que pan, ni por tener la formación y profesión ideal para este romántico momento, la nueva era “no sense society” y tampoco és porque no tengo ninguna prisa por ser fashion, pareja de un hombre o madre otra vez. Ni siquiera es porque de vez en cuando alguien cocine entusiasmad@ para mi y friegue los platos sin protestar.

Soy feliz porque me río, no al revés. Y ya no esperaré a llegar a lo más, apoyando a usuari@s cobrando, divertirme de noche -sin mobilizar a canguros, coleg@s que no coinciden en tiempo y pasta o maullando a amantes express-, ganar un trabajo digno, enamorarme...
Sonrio diciéndome que ya soy mayor y puedo hacer lo que me salga del... las arruguillas de la frente! y me río porque prefiero ser feliz como una perdiz que acabar comiendo perdices con cualquier Principe carnívoro de alguno de esos cuentos con final cerrado, esos que tantas llagas hicieron en los pies de princesitas masoquistas y en los pobres egos de fingidos caballeros.

Aún así, puede que algún día conozca a quien tenga los huevos y la paciencia de hacerme feliz y dejarse querer, y esté más que aprobado en sensibilidad, inteligencia y empatía para no dejarse arrugar por el Pequeño Principe Republicano que redondea mi vida. Sí!!! puede que vuelva a subirme al tren a chafardear como se lo montan algun@s vecinos de planeta, después de amores y guerras dentro y bien fuera de las casas. Sí!!! Bien sóla y Bien acompañada.