Debería estar prohibido haber vivido tanto y no haber amado


Suave, ilustrado por Carlos Navarrao Wandosell

Suave me matas
cuando apareces en mis sueños,
suave la mano que acaricia mi cuello,
aunque ya no me ahoga.

Suave es el odio que
aún evocan tus palabras
cuando se dirigen a mi,
cuando asaltan mi vida.
Suave es el recuerdo ahora
en que ya no te siento.

Como un cabestro luchaste
por dejar de ser quien
suavemente teñía
mi vida color púrpura.

Soy rica ahora.
   Que vale más sola
   que mal acompañada.
     Y vuelo despierta     
   cuando me abrazan,
vibro en las noches
de besos por sorpresa.
                       
                              Sería inmoral sentirme mal                              
por haberte amado tanto.
Debería estar prohibido
haber vivido tanto y no haber amado.
Y tú, has amado?

Suave, fantástico fresco!
Thank you, man...

Amores de Verano

Fuí a un colegio donde sólo había chicos. Ni siquiera he tenido primas de mi edad así que el verano era la mejor estación para relacionarme con esos seres extraños que eran las chicas. En verano si había chicas. Yo lo esperaba impaciente, como el que espera que un día de invierno nieve en esta ciudad de río y viento. El campamento de verano, la playa, la plaza de debajo de casa y la piscina eran los lugares de mis amores de verano. Duraban poco, pero ayyyyy, ¡cómo eran!, tan intensos que me pasaba todo el otoño soñando con otro verano, y por suspuesto sufriendo. El amor de verano, aunque fuera un niño, también me hacía sufrir, nada era gratuito, el amor de verano tenía su desamor de otoño. Mi primer beso fue con un amor de verano, no podía ser de otra manera. Aquel rompeolas con un pequeño faro rojo al final fue testigo. Fue un beso salado como el mar, iluminado por una bombilla que repartía su luz entre los barcos y dos adolescentes para que nadie chocara contra las rocas. A veces pienso que en mi vida sólo caben los amores de verano, los besos salados y los faros con luces rojas. Si un día estoy convencido de que tengo un amor como aquellos de verano, me compraré una casita en una playa, en un lugar donde solo haya eso, verano, y con mi vieja mochila como único equipaje me iré allí con ella, para no tener un desamor de otoño. Para seguir viendo esa luz roja intermitente al final de las rocas.


 

La Belleza está en tu Cabeza

A algun@s nos repatea tener que estar toda la jornada 
con las neuronas en el recreo, absortas en tareas tan
automáticas que podrían haberte contratado con 12 años
de edad. Qué triste! En cambio, he conocido personas a
quien les atrae eso de no pensar, no hacer nada, la Ley del
Mínimo esfuerzo. Tiendo a alejarme de ese tipo de personas,
me acaban aburriendo, o se aburren ell(masculino)os de mi.

Esta mañana, después de casi 2 semanas con este tipo de
funciones para vagos mentales, construí frases que me gustan y,
como nunca soy capaz de hacer llegar a fin de mes a mi hijo,
al gato y a mi, venderé las camisetas estampadas con esas
mismas frases. Esas frases fruto del aburrimiento mental,
de mis largas horas en el gobierno provincial, qué lástima!

Pero lo primero es lo primero.
Las estamparé en algún sitio visible
esos días de golfería nocturna con
l@s coleg@s.  

Ahí van las primeras de la mañana:


"Regálate el Viaje de tu Vida
Contacta con tu Guía aquí mismo:
al Sur de mi cintura"

"Estoy embarazada pero puedo explicarlo... fue por Blue Tooth

Y la que más va conmigo, en estos tiempos de inestabilidad...
"Riega las Flores de mi jardín,
por aquí hace tiempo que no llueve"

Podeis ir haciendo los pedidos. Tendré tallas S, L y XL,
en rojo, negro, blanco y morado. Ya os hablaré de los
precios cuando vea los míos en la tienda de camisetas.
La creatividad no se cobrará, paga mi empresa, que me
tiene dehperdicià!.

Se preveé más tiempo dedicado a estas,
vuestras frases, de aquí en adelante.
Se aceptan propuestas, ideas, afiliaciones...
Y ahora, debo volver al trabajo, ejem ejem...

El Club de la Lucha


El otro día hice mi segundo intento de ver "El Club de la Lucha", bueno, en realidad era el tercero que intentaba conocer toda la historia, de un tirón y sin interrupciones. El Club de la Lucha, que espero que no me inspire nada para cambiar mis métodos de lucha que, hasta ahora, son del todo pacíficos, legales  y, además, lícitos, que eso no es tan fácil.
La cuestión es que empecé el libro en abril, pero aún andaba toda tierna y nostálgica por esas cosas que tenemos las románticas congénitas que nos hace débiles después de una ruptura aunque hayan pasado demasiados meses, cuando esta se hizo a contracor, como decimos por aquí. No es que la historia pueda evocar nada parecido a una historia de amor, pero estaba tan debilucha que tuve de dejar el libro descansando en la estantería.
El primer intento de verla en serio eran las 5 de la mañana, hace un mes. Había bebido bastante y un amigo vino a buscarme a la taberna donde estave guerreando hasta tarde y me invitó a dormir en su casa, que estaba cerquita. Y entonces me dejó escoger entre el montón de buenas películas que tiene en el comedor, qué pasada! El Club de la Lucha, venga, ésta!
Pero el alcohol y el sueño estaban haciendo estragos en mi cuerpo y mi mente dijo basta. El sofá, tierno y aterciopelado, me acogió en sus entrañas y lo que creí soñar no era para nada tan violento como la historia que narra la película, por lo que no atendí para nada los intentos del proyector y de mi amigo por mantenerme despierta.

Pero mi segundo intento ha sido el mejor, este sábado, después de una larga mañana en casa, sufriendo los reveses de mis cervicales y los intentos de hijo y amigas por sacarme a la calle. Después de carreras por la calle, con un patinete y un par de churumbeles, tras haberme repuesto a base de gramos de Paracetamol. Después de algunas cervecillas con un par de amigos y mi atención centrada en la crisis de pareja de uno de ellos, que no pintaba nada bien. Y después de las pizzas, de acostar al exhacerbado de mi hijo -que había estado viendolas mejores jugadas del partido de turno- y después también de enseñar la redecoración de mi casa, tras montar mi nuevo armario, mover de habitación el que antes tenía en la mía -madre mía! qué movidón desplazar aquello, con más de dos metros de largo, por el giro del pasillo- entonces decidimos poner la película.

Un par de veces hablé con un viejo amigo al que no veía hacía más de un año, el mismo que despertó mi interés por esa peli, el mismo con quien pasamos la tarde mi amiga, los niños y yo. Le pedí que la trajese, la veríamos juntos.
Y por fin, a las 3 de la mañana, conectábamos el DVD para ver el Club de la Lucha.
Tú te crees qué horas?
La cosa no era nada fácil a esas horas después de aquel día, pero ayudaba bastante la presencia subliminal primero, y despampanante después, de ese Brad Pitt que eleva al cuadrado cualquier película en la que aparece. El coprotagonista, su larga y sarcástica historia de insomnio y el método que finalmente resultó eficaz para combatir el trastorno, fueron decisivos para que nos mantuviésemos inmóbiles durante casi una hora frente a la pantalla. Los diferentes grupos y sus extrañas costumbres y maneras de expresar lo que sienten fueron desternillantes. El personaje femenino, Marla, y sus agallas junto a la rabia que despertaba en el coprotagonista tener tantas similitudes con ella, le dieron vida a la historia y también al momento.

Pero todo esto no era suficiente. Aquello no era fácil. Era muy tarde...

Sólo he hablado del largo y duro día que me complicaba poder mantenerme atenta, sentada como una señorita, y despierta. Pero no he mencionado nada sobre él, mi amigo, y su presencia allí era muy importante. Las que le habeis visto sabeis de lo que estoy hablando, y por qué me era doblemente difícil acabar de ver la película teniendole sentado allí, a mi lado.

Tan respetuoso, cachondo y lleno de energía -el que permitió que pasasemos un buen rato sentada en una terraza haciendo que los niños se olvidasen de nosotras- inteligente y de opinión independiente, mucho más joven que yo, amable -él recogió la mesa antes que nadie y no dejaba de ofrecerme que me pusiese cómoda en el sofá para relajar las cervicales- moreno, con unos ojos negros que te dicen todo lo que esperas oir, condenadamente atractivo... jodeeeeer!!! es que no iba a ser capaz de ver esa maldita película en la vida!!!???

Pues no! Otra vez fracasé en el intento, pero al día siguiente me sentía tan jodidamente bien que he decidido volver a intentar ver el Club de  la Lucha, porque es genial y porque cada vez que la pongo el intento es tremendamente mejor que el anterior y el final condenadamente más tierno.
Desde el sábado, adoro intentar ver esa película. Ala, Carpe Diem!

P.D1. Oh! esta semana debería guardar algunos abrazos, un montón besos y mucha ternura. No sé cuanto tiempo volveré a passar sin volver bajo mínimos.
P.D2. Again: Eso, Carpe Diem!

Voy a llenar la Despensa


Hacía tiempo que no pensaba en eso,
lo que tanto me gustó en
Cosas que Nunca te Dije,
esto que hoy he recordado leyendo a Hache.
Hay que ahorrar plenitud, llenar la despensa
en esos días de paz y gloria
en que tenemos felicidad de sobras.
Guardaré un poco de amor, lotes de abrazos
y sacos de besos, cuando vuelva a tenerlos.





Guardaré cajas de risa, palets de ternura
y contenedores de romanticismo.
Pero por ahora seguiré haciendo viajes al vertedero,
a volcar sacos y más sacos de desprecio y desamor.

Aunque hoy sí guardaré paquetes de habilidad negociadora,
un lote de encanto personal adobado de persuasión,
ahora que he conseguido que me bajen el alquiler
92€ a fuerza de constancia, labia y persistencia.

Si ya me lo decía ese Nachete al que tanto quiero:
"eres tan persistente que no hay quien se te resista,
sigue así, conseguirás lo que quieres cuando lo necesites".

Y ahora que está guardado
lo único de lo que ahora dispongo,
a guardar la llave en lugar seguro,
igual que guardo el tabaco para encontrarlo
los días en que no queda.

Gracias, gente que me quereis,
gracias por recordarme que vale la pena
que sólo os siga a vosotr@s
dejando atrás a quien no me hace bien.












Guardaré vuestras sonrisas en el cajón de mi mesita.
Os quiero.
(dejaré algo de habilidad negociadora por si necesitais 
una reducción a alquiler también... os lo mereceis y os lo debo).